6 de septiembre de 2006

Conclusiones del verano (III): La hora del Prius

Dicen que la primera manifestación de la crisis de los 40 es el deseo compulsivo de cambiar de coche. Buena parte de mis amigos proximos a esa redonda edad, han caído en ese extraño síndrome, y, lejos de preocuparles, lo exhiben sin rubor. Aunque no es menos cierto que a los caso extremos les viene ocurriendo, desde hace años, cada dos minutos...

Tal cuestión no me importaría lo más mínimo si no fuera porque, cercano ya mi 37 cumpleaños, me ha entrado un súbito impulso de cambiar de coche. Ha ocurrido este verano, de la noche a la mañana, cuando el coche me ha parecido siempre un mal necesario...

Mi objeto del deseo, es el nuevo Toyota Prius.

Tuve mi primer coche, casi por obligación, a los 28 años. Lo compré una semana después de sacarme el permiso de conducción, empujado por Mimí, que me había inscrito en la autoescuela. Era un Mazda MX-3, pequeño y agradable de conducir.

Lo cambié casi por obligación. El nacimiento de María y la compra de un piso en la periferia, nos hizo necesitar un coche más grande. La oportunidad de compra de un Opel Zafira de empresa, que finalizaba un leasing de cuatro años, hizo el resto.

Pasados tres años, el Zafira nos ha vuelto a dejar tirados, por enésima vez, en Bueu.
De modo que, de la noche a la mañana, he empezado a bucear en bases de datos de coches, tratando de hacer una "elección racional", basada en tres parámetros: Menos de 30.000 €, más de 400 litros de maletero, y cambio automático. En igualdad de condiciones, he empezado a comparar por equipamiento, estética y consumo, dando prioridad a las marcas japonesas, por la buena experiencia con Mazda y la mala con Opel.

Y es así como he dado con el Prius, una pequeña maravilla tecnológica con conciencia medioambiental. No voy a describirlo aquí; pero recomiendo a quién no lo conozca, le eche un vistazo en www.toyota.es o, casi mejor, en km77.com.

A mi juicio, aunque se trate casi de un coche experimento, abre un camino importante a la industria automovilística.

Volveré a escribir sobre el Prius una vez lo tenga entre mis manos, hacia finales de año.

And here is the rest of it.

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