21 de agosto de 2008

Starck Superstar

Dentro de pocos días visitaré de nuevo Nueva York, y como desde hace algún tiempo, me volveré a alojar en el Hudson Hotel, creado por Phillippe Starck para Ian Schrager. O al revés... Da igual. Volveré.

Starck es, a mi juicio, el mayor ilusionista de nuestro tiempo. Aún recuerdo cómo quedé epatado, allá por el verano de 1992,por mi primera visita al Teatriz de Madrid. Y desde entonces no he dejado de seguir con admiración sus barrocos trucos con puntos de fuga oblícuos, muros de textiles vaporosos, lamparitas, luces teatrales, maderas, mármoles, espejos, velas, mobiliario algo extravagante y telas teñidas de estrafalarios tonos. Entono el mea culpa de haber copiado alguno de ellos...

Pero, como todo mago, Starck esconde detrás de sus trucos un artificio. Y cuando se descubre el artificio, la magia se esfuma. O no... Stark es grande hasta para eso.

Siento que me volveré a maravillar de nuevo en el Hudson...

1) ...A pesar de saber que dos espejos paralelos y un vidrio en la ducha es la mejor de las maneras para multiplicar hasta el infinito un espacio más pequeño que los camarotes de tercera clase del Queeen Elisabeth.

2) ...A pesar de evidenciar que muchos baños de la España de los años 60 (o de la América Profunda del XIX) lucen un asombroso parecido, aunque menos depurado, con las creaciones originales del genio francés.

3) ...A pesar de pensar que el parecido entre la discoteca del Hudson y algunas escenografías de "2001, una odisea en el espacio" no puede ser simplemente casual.

4) ...A pesar de saber cómo, allá por 1918, un loco llamado Spencer Penrose, más conocido como "el Rey del Ocio" creó en Colorado Springs el espectacular Broadmoor Hotel, en cuyo lobby aparece -80 años antes- el dramático recurso de una escalera mecánica, como en mi admirado Hudson... El tal Spencer Penrose decidió poner en ese sitio tan tecnológico artefacto como gesto de bienvenida a los huéspedes, mientras que el Rey del Ocio de finales del XX, Ian Schrager, probablemente decidió hacerlo, siguiendo los consejos del divo Starck, como provocación, como el que cuelga retratos de vacas con sombrero, o librerías de libros inalcanzables...

Volveré, por tanto, al Hudson. Y lo disfrutaré, como siempre, más que nunca.

De vuelta con los grafittis, hay que hablar con propiedad

Me pregunta una buena amiga si Pundravac 10.0 significa el final de la guerra que hace tiempo declaré a la lacra del grafitti, y eso me obliga a hacer algunas acotaciones.

Nada tengo en contra del graffitti en sí, faltaría más... Admiro el talento individual de cualquier expresión artística, y el graffiti lo es. Basta con dar un paseo por cualquier gran ciudad para percibir el talento de algunos -generalmente pocos- artistas del spray. Ahora bien, ese talento artístico, limitado o no, merece respeto en menor medida que un derecho individual esencial, para mí sagrado, como el de propiedad. Es ahí donde estriba la cuestión...

Yo podría haber escrito Pundravac 10.0 en cualquier muro, pero lo que lo singulariza y le da legitimidad frente a cualquier grafitti es que lo que hecho en un tabique de mi propiedad. Eso me autoriza y legitima a hacer con él lo que me de la gana, a diferencia de lo que ocurre con cuantos manchaparedes andan por ahí pintando en territorio ajeno, ensuciando muros que generalmente son propiedad de todos y cada uno de nosotros...

Tear down this wall!

Testimonio de una catarsis deseada desde hace largo tiempo...






Ponga un Guggenheim en su vida...

Ponga un guggenheim en su vida... Y acabe con la crisis.
Por cierto, allí hicieron el Museo y gobierna el BNG...

Mercado inmobiliario de Bueu 2008

El mercado inmobiliario de Bueu, dos veranos después de mi último post sobre el tema...

Pundravac 10.0


Las catarsis comienzan asi... Derribando los muros que te encorsetan.