14 de enero de 2006

Patologías de la periferia (II): El imbécil del spray



Una nueva especie parásita amenaza el hormigón y el ladrillo madrileños: el imbécil del spray.

El imbécil del spray ha descubierto que la mejor contribución a la convivencia urbana pasa por cubrir cualquier espacio de muro con pintadas de vivos colores.

El imbécil del spray tiene como hábitat natural las grandes obras públicas, pues goza dejando su sello en el hormigón húmedo. No resulta extraño que la M-30 y los nuevos barrios se hayan convertido en su ecosistema favorito.

El imbécil del spray actúa en grupo, pertrechado bajo un seudónimo que debe esconder bastante frustración (a mayor frustración, mayor tamaño de la firma, y mayor número de pintadas).

El imbécil del spray es persistente, pues suele andar sobre sus propios pasos. Basta que se decida por el ayuntamiento o la propiedad limpiar una firma, para que el imbécil decida hacerla brotar de nuevo de sus cenizas.

El imbécil suele ser bajito, lo que le obliga a doblar en dos cualquier elemento de mobiliario urbano, como farolas o señalizaciones. No le hace falta saber de mecánica para comprender que cualquier señal o farola se puede plegar, quedando al alcance del spray, si se propina un buen puntapié en su encuentro con el suelo.

Al imbécil le importa un carajo que la ciudad parezca una pocilga, es más, parece sentirse feliz entre pinturas que no son expresiones artísticas, sino una acumulación de mierda y una falta de respeto hacia los demás.

Entre todos los imbéciles, el más notable por su estupidez es aquel capaz de hacer pintadas en su propio edificio, comenzando por el lugar más recogido, el ascensor. Constatando la extensión de la plaga, es fácil de comprobar que habita en prácticamente todos los edificios de la ciudad.

El ex alcalde de Nueva York, Rudolf Giuliani, baso sú éxito metropolitano, entre otras cosas, en la "política de tolerancia cero" frente al pequeño delito. Lo cuenta en su libro Leadership (Miramax Books), donde relata que decidió tomar tal medida al descubrir que buena parte de esos pequeños delitos eran cometidos por un pequeño número de personas reincidentes, amplificando la percepción del problema y la molestia de los demás ciudadanos.

No sé si Derom, Kame, Farlopa y los demás imbéciles que ensucian el nuevo Madrid son capaces siquiera de leer, pero espero que algún día alguien, defendiendo el bien común, ponga precio legal a tan monumental falta de respeto. No sería demasiado difícil seguirles la pista, teniendo google al alcance de los dedos...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

jose morales arquitecto profesor de la etsas sevilla opinaba que esos parques, ese hormigon estaban expuestos a ser pintados, era la forma de envejecer de construcción urbana reciente. La gente transforma el entorno que le rodea y no necesariamente por necesidades funcionales o vitales. El que esas obras no permanezcan intactas de por vida y sufran transformaciones es la señal de que estan vivas.

Anónimo dijo...

Te recomiendo que leas "BARCELONA 1000 GRAFFITIS" de Rosa Puig Torres, para que no tengas una visión tan parcial sobre este tema.
P.D.: Es preocupante que siendo arquitecto mantengas una postura tan vulgar sobre el mundo del graffiti, del que ya se han hecho eco el cine, la arquitectura, el arte...; es una oportunidad de contrastar múltiples miradas y de analizar realidades y manifestaciones urbanas latentes...¿eso es todo lo que hay en las escuelas de Madrid?...espero que seas una excepción.

Anónimo dijo...

LoS gRaFiTiS sOn La PuTa PoLlA cApUlLo DeRoM y KaMe Sonk SoN lOs PuToS aMoS y hAcR gRaFiTiS s aRtE cALlEjOrO nO tIeNe NaDo De MaLo.

Anónimo dijo...

Perdonen, pero los que dicen que la postura de Jose es parcial no tienen ni idea de lo que es el grafitti verdadero. Que se vayan a NY para que lo vean, consiste en mucho más que escribir "FARLOPA" o "FALANGE", o lo mejor que vi en Alcobendas: una swastika con la inscripción "ANARQUIA" debajo. Patético. El grafitti es la expresión de algo que kame y kambeu, etc. etc. son demasiado burdos para sentir, mucho menos expresar.
Jose, contigo 100x100!!

Anónimo dijo...

yo también soy arquitecto. No soy imbecil.No soy bajito. No me gusta la suciedad. Informate un poquillo sobre el grafitti y no insultes sin saber. Estoy seguro de que el grafitti es hoy en dia una agresión minima comparada con la que ejercen el urbasimo actual y el 90% de la arquitectura que se hace.