26 de febrero de 2006

¿Posible decálogo de la arquitectura populista?

Coincidí en México con Enrique Krauze, uno de los intelectuales más lúcidos y sensatos que hay hoy en el continente americano. El martes impartió una magistral conferencia para FAES sobre los riesgos del populismo en Iberoamérica que, como todos los buenos análisis, puede tener traslación a otras disciplinas del saber, y entre ellas, a la arquitectura.

Da la sensación que la arquitectura camina desnortada desde hace tiempo, fomentando la aparición de firmas que se mueven a caballo entre el discurso elitista y el fenómeno mediático. Hoy la arquitectura tiene mucho de show business, con profusión de recursos invertidos en marketing.

Ante este panorama tan confuso, en el que las revistas sin texto marcan el camino, puede ser útil, de cara a distinguir el trigo de la paja, realizar el siguiente juego: Aplicar a ARQUITECTOS y ARQUITECTURA, previa inclusión de ambas palabras, el decálogo sobre populismo elaborado por Krauze para los políticos americanos.


Ahi va el manipulado decálogo:

1) El populismo exalta al ARQUITECTO carismático. No hay populismo sin la figura del hombre providencial que resolverá, de una buena vez y para siempre, los problemas de la ARQUITECTURA.

2) El ARQUITECTO populista no sólo usa y abusa de la palabra: se apodera de ella. La palabra es el vehículo específico de su carisma. El ARQUITECTO populista se siente el intérprete supremo de la verdad general y también la agencia de noticias del pueblo. Habla con el público de manera constante, atiza sus pasiones, "alumbra el camino", y hace todo ello sin limitaciones ni intermediarios.

3) LA ARQUITECTURA POPULISTA fabrica la verdad. Los ARQUITECTOS populistas llevan hasta sus últimas consecuencias el proverbio latino "Vox populi, Vox dei". Pero como Dios no se manifiesta todos los días y el pueblo no tiene una sola voz, el ARQUITECTO "popular" interpreta la voz del pueblo, eleva esa versión al rango de verdad oficial, y sueña con decretar la verdad única. Como es natural, los populistas abominan de la libertad de expresión. Confunden la crítica con la enemistad militante, por eso buscan desprestigiarla, controlarla, acallarla.

4) El ARQUITECTO populista utiliza de modo discrecional los fondos públicos. No tiene paciencia con las sutilezas de la economía y las finanzas. El erario es su patrimonio privado que puede utilizar para enriquecerse y/o para embarcarse en proyectos que considere importantes o gloriosos, sin tomar en cuenta los costos. El ARQUITECTO populista tiene un concepto mágico de la economía: para él, todo gasto es inversión.

5) El ARQUITECTO populista reparte directamente la riqueza. Lo cual no es criticable en sí mismo (sobre todo en países pobres hay argumentos sumamente serios para repartir en efectivo una parte del ingreso, al margen de las costosas burocracias estatales y previniendo efectos inflacionarios), pero el populista no reparte gratis: focaliza su ayuda, la cobra en obediencia.

6) El ARQUITECTO populista alienta el odio de clases.

7) El ARQUITECTO populista moviliza permanentemente a los grupos sociales. La ARQUITECTURA populista apela, organiza, enardece a las masas. La plaza pública es un teatro donde aparece "Su Majestad El Pueblo" para demostrar su fuerza y escuchar las invectivas contra "los malos" de dentro y fuera.

8) La ARQUITECTURA populista fustiga por sistema al "enemigo exterior". Inmune a la crítica y alérgica a la autocrítica, necesitada de señalar chivos expiatorios para los fracasos, la ARQUITECTURA populista (más nacionalista que patriota) requiere desviar la atención interna hacia el adversario de fuera.

9) La ARQUITECTURA populista desprecia el orden legal. Hay en la cultura política iberoamericana un apego atávico a la "ley natural" y una desconfianza a las leyes hechas por el hombre.

10) La ARQUITECTURA populista mina, domina y, en último término, domestica o cancela las instituciones de la democracia liberal. El populismo abomina de los límites a su poder, los considera aristocráticos, oligárquicos, contrarios a la "voluntad popular".

Que cada uno saque sus propias conclusiones sobre la puntuación obtenida por los Maestros de nuestro tiempo.

Y si alguien adjudica un diez a alguien, por favor, que no deje de advertírlo a los demás...

4 comentarios:

J. C. dijo...

interesante visión sobre la aplicación de la palabra "populista" al ámbito arquitectónico, y como debes saber, no es raro que este tipo de arquitectos proliferen en paises como México, donde la ignorancia de las mayorias aunada a las necesidaes imperantes en el grueso de la población sientan las bases para la arquitectura como negocio, tomando una casa modelo y repitiendo la fórmula Ad Nauseam, para todo y para todos, siendo ésta la apoteosis de la arquitectura "populista"

mOe:) dijo...

Hola José Herrera...No tengo paciencia para repasar el decálogo original, pero este me ha hecho bastante gracia: Añadiría (ya reconozco la dificultad de añadir otro punto a un decálogo...la líamos) que el Arquitecto Populista critica el beneficio privado y propugna la promoción pública como único medio de "salvar" a la sociedad, la pobre :)
Curioso blog. Seguiré leyendo :)

Pablo García Bachiller dijo...

hola jose.
Tu blog ha sido añadido al directorio.arq.txt. Te invitamos a que lo visites, si te interesa el proyecto añade nuestro boton en tu blog.
Gracias de antemano.
Hasta otra

Andrés Moya dijo...

Muy bueno... y curioso aporte de un político arquitecto.
Saludos